8 abr 2013

DISCORDIAS DURANTE EL REINADO DE PEDRO I EL CRUEL

En 1353 Pedro I contrajo matrimonio por razones de Estado con la infanta francesa Doña Blanca de Borbón.  No obstante él estaba enamorado de María de Padilla e incluso se había casado con ella, según luego se supo, por lo que nunca hizo vida conyugal con su legítima esposa.
María de Padilla, a quien unos suponen sevillana y otros de Sahagún, era dama de Doña Isabel de meneses, esposa del favorito Alburquerque.
Las tradiciones dicen que el rey la conoció en Sevilla, al venir una tarde de caza; pero ella no consintió en entregarse al monarca sino después de que éste la tomó por esposa.
La conducta sentimental del monarca sirvió de pretexto a sus enemigos para formar una liga en su contra, a cuyo frente estaban sus hermanos bastardos y el portugués Alburquerque, antiguo ayo y favorito del rey.  Éstos, valiéndose de la reina madre, llevaron a Pedro I a Toro y le redujeron a prisión. Pero cuando ya los nobles se habían repartido los cargos de la corte y el gobierno del reino, el rey halló los medios para fugarse a finales de 1354.
Ciego de ira, Pedro I cayó con sus leales sobre las poblaciones de la Liga, dando en ellas rienda suelta a su cólera, ejecutando venganzas y castigos y apagando definitivamente la rebelión.
Don Fadrique, su hermano bastardo, fue muerto a golpes de maza en el alcázar de Sevilla.  Por su parte, Don Enrique huyó a Francia, mientras que la reina madre, Doña María de Portugal, quedó mancillada por la imputación de haber hecho sustituir una niña que había dado a luz, por un niño de familia judía, que es el que reinó con el nombre de Pedro I (obviamente esto debió ser un rumor insidioso generado por los detractores del monarca).  Esta noticia fue difundida en el extranjero por don Enrique de Trastámara, con el fin de que se considerase como ilegítimo al rey don Pedro.  Y en algunos documentos, al hablar de su hermano, le da el nombre de "Pero Gil", por lo cual sin duda se llamó "emperegilados" a los partidarios del monarca.
Pero tal fábula, si pudo correr en aquellos tiempos, hoy es rechazada de plano por los historiadores.
El reino de Castilla no había salido aún de estas discordias cuando se vio envuelto en una guerra con Aragón, la cual no fue de graves consecuencias.  La causa de esta lucha fue haberse apoderado la escuadra aragonesa de unas naves que parecían ser de Génova, con cuya república estaba en guerra Aragón.
En esta contienda entre aragoneses y castellanos Don Enrique siguió las banderas del monarca de Aragón, y Pedro I se vengó de él dando muerte a otros dos de sus hermanos y a muchos de sus parciales, como también a su esposa, doña Blanca de Borbón, que estaba encarcelada en Medina Sidonia desde hacía ocho años.
Algunos autores no vacilan en agraviar la memoria de doña Blanca suponiendo que faltó a sus deberes conyugales manteniendo relaciones adúlteras con el infante don Fadrique, por cuya razón Pedro I también acabaría ordenando la ejecución de ambos.  Pero según otras leyendas, no fue la reina doña Blanca, sino doña María de Padilla, la que inspiró a don Fadrique el amor que había de serle tan funesto.
Igual suerte cupo al "Rey Bermejo" de Granada, que había ido a la corte de Castilla solicitando su alianza, y que, amarrado a un árbol, recibió del mismo Pedro I la única lanzada que este monarca dio contra los moros en todo su reinado.

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